
“Amélie”, la película y el personaje central que le da nombre, es una baldosa más en el camino hacia la felicidad. La cuarta película del inteligente, divertido y visualmente desbordante Jean-Pierre Jeunet es además de quizá la cinta francesa más popular de los últimos años todo un canto a las ganas de vivir.
La deliciosa Audrey Tatou es la protagonista, Amélie, una joven a la que de niña le tocó sufrir un mundo desconcertante en lo familiar y lo íntimo y que convertida ya en una atractiva, sensible y entrañable joven se fija como meta nada más y nada menos que lo más difícil: hacer más felices a los demás, un reto del que siempre sale airosa con una sentida sonrisa.
“Amélie” tiene forma de cuento de hadas moderno en el que todos los conflictos son superables. Y todo ello con un envoltorio inusualmente rico: las imágenes de “Amélie” no se olvidan fácilmente; se quedan a vivir para siempre en la imaginación del espectador, casi siempre demasiado acostumbrado a la violencia irracional que jalona casi todas las esquinas de la vida cotidiana.
Se dice que el director, Jeunet, empezó en 1974 a coleccionar y ordenar las historias que muestra en la película, desde las peripecias relacionadas con los pétreos enanos de jardín hasta los peces de colores con tendencias suicidas. Inolvidable, inteligente e imaginativa, “Amélie” es una película a conservar eternamente en la memoria.
2 comentarios:
No podria estar mas de acuerdo contigo!
Esta película es todo un deleite visual... Magnifica pieza de arte!
Publicar un comentario